Publicado en El Mundo, columna Mayoría selecta, 2 noviembre 2025.
Javier Gomá Lanzón
La política divide a la gente en dos grupos: los que ayudan a obtener el poder y los que no. Los primeros son amigos, los segundos enemigos. El pensamiento, en cambio, vuela por el cielo de los conceptos libre de obediencias. Cuando los políticos colonizan el mundo de las ideas para imponer su dualismo, ya no le piden al intelectual su opinión, sólo su posición. La razón se vuelve entonces ideología, la cual, como el examen tipo test, sólo admite una respuesta correcta, que, al repetirse, es aplaudida por el grupo. El intelectual que no se deja colonizar envejece sin posición y sin aplauso ponderando demoradamente las diferentes respuestas posibles. Como ciudadano podrá tomar el partido que prefiera dentro de la dialéctica amigo/enemigo. Pero como pensador evitará los partidismos permaneciendo fiel a su opinión más ecuánime, porque el pensamiento sólo es amigo de la verdad y enemigo de la mentira.
