
Javier Gomá Lanzón
Hoy, tras varias horas de duro trabajo desde primera mañana, he terminado mi artículo sobre Aristóteles, que publicará La Vanguardia en noviembre y estará también en mi nuevo libro Fuera de carta, cuya salida está programada para ese mismo mes (en el cual, por otra parte, se estrenará en el Matadero de Madrid la versión teatral de Filosofía mundana). Al concluir, me ha invadido la euforia: creo que no se puede decir más del filósofo, y más personal, en dos mil seiscientas palabras. Estoy deseando que llegue a los lectores.
Otra tarea para este verano es ampliar la conferencia que di el año pasado en Edinburgo para su publicación, junto con otras ponencias, en una editorial inglesa. La conferencia original contiene tres mil trescientas palabras y me piden que, al menos, la extienda hasta las cinco mil. Lo haré la última semana de este mes.
Antes de ello, voy a trabajar un par de semanas en Lo quiero todo. Decidí escribir esta novela durante la convalecencia del ictus que sufrí en mayo de 2020. Ese año y el siguiente redacté unos cuantos capítulos. La dejé después descansar algún tiempo, que aproveché, entre otras cosas, para Universal concreto, un libro decisivo en mi literatura. Al concluir el manuscrito, en el primer semestre de 2023, volví a la novela, reescribí los capítulos ya escritos con estilo más depurado y añadí otros nuevos hasta completar la primera parte. Últimamente he avanzado con los dos capítulos iniciales de la segunda parte.
La novela tiene tres partes. Ayer les puse títulos nuevos, que juegan con la famosa tríada: "Tesis", Antítesis" y "Síntesis". Los elegidos son: "Tesis", "Síntesis" e "Hipótesis". Me atrae la contradicción de poner la "Síntesis" no al final, sino en medio, dando a entender que es provisional y que después de ella ha de venir otra cosa, no ya una síntesis definitiva, sino, más modestamente, una hipótesis, que es la actitud abierta con la que mi protagonista inicia una "segunda navegación". Pese al aroma filosófico de los títulos, la mía es una novela de acción, en la inteligencia de que la acción no se reduce a una actividad de incesante de desplazamiento exterior, sino que comprende también el orden interior. Calculo que tardaré todavía dos o tres años en darle cima. No sé si la publicaré antes o después de Dios escondido
Me dicen que la amplia entrevista que me ha hecho El Mundo sale el sábado